Tren blindado del Ejército Rojo en el frente del sur durante la guerra civil rusa.
Peter Otsup/MAMM/MDFTras la revolución bolchevique de 1917, comenzó en Rusia la guerra civil. En 1921, el enfrentamiento estaba a punto de terminar. Sin embargo, todavía se producían algunos enfrentamientos en diferentes partes del país. Uno de los últimos intentos de lucha contra los bolcheviques fue la rebelión de Kronstadt de 1921, que fue brutalmente reprimida tras muchos días de asedio.
La personalidad más importante del país era Vladímir Lenin. Participaba en un sinfín de reuniones, conferencias del partido y daba discursos por todo el país.
La propaganda era la principal arma de los soviéticos. Las autoridades lanzaron trenes que recorrían todo el país dando charlas sobre lo bueno que era la Revolución y el nuevo régimen. Los trenes tenían incluso su propia tipografía y sus propios artistas. La inscripción en el tren de abajo dice “¡Viva el fuego de la revolución mundial!”
Los bolcheviques lucharon por los derechos de las mujeres, incluido el derecho al voto. La URSS se convirtió en uno de los primeros países del mundo en reconocerlo. Las mujeres eran un público importante para los soviéticos y, entre las interminables conferencias, organizaron una reunión internacional de mujeres comunistas. Aquí están las participantes fotografiadas en la Plaza Roja de Moscú.
Alexandra Kollontai fue considerada un símbolo femenino de la Revolución. Fue miembro del Partido Comunista y se encargó de la educación de las mujeres en todo el país. Luchó por los sindicatos para el proletariado. En 1922 se convirtió en una de las primeras mujeres diplomáticas del mundo y representó al nuevo país soviético en los países escandinavos y en México.
El progreso técnico avanzaba rápidamente. La Rusia soviética comenzó a desarrollar su poderío militar, que había sido dañado por la Primera Guerra Mundial y la guerracCivil. La primera escuela de aviación se abrió en la pequeña ciudad de Yegoryevsk, en la región de Riazán.
Los soviéticos comprendieron los beneficios del progreso técnico. Intentaron suministrar electricidad a todo el país y desarrollar nuevos horizontes, como sus fuerzas aéreas. Restauraron el famoso dirigible Astra de la Primera Guerra Mundial y lo rebautizaron como Estrella Roja. La gigantesca máquina voladora consiguió realizar seis vuelos antes de estrellarse.
Al mismo tiempo, la guerra, la dura política de los bolcheviques y la requisición de alimentos, además de las malas cosechas, provocaron una hambruna masiva en Rusia. La llamada “hambruna de Povolzhye”, de 1921-22, se cobró la vida de varios millones de personas.
Tras la Revolución, los bolcheviques devolvieron la capital a Moscú, considerada la “ciudad roja”. Establecieron su gobierno en el Kremlin. Los carros del Ejército Rojo pasaban por la Plaza Roja y suministraban mercancías y proporcionaban defensa a las nuevas autoridades.
Moscú se convirtió en el centro del comunismo internacional y de la lucha por la revolución mundial. El verano de 1921 estuvo marcado por el gigantesco III Congreso Mundial de la Komintern, al que asistieron partidos comunistas de más de 50 países.
Después de trasladar la capital a Moscú, los bolcheviques empezaron a revitalizar la vieja ciudad, y una de las decisiones más importantes de 1921 fue reconstruir el Teatro Bolshói, que estaba en mal estado, ya que los teatros imperiales de San Petersburgo solían estar más cuidados. Esta fue una nueva era para el Bolshói, que lo convirtió en el más famoso de los teatros rusos, como lo es hasta hoy.
Al mismo tiempo, Petrogrado (la antigua y actual San Petersburgo) se vio seriamente dañada por la Revolución y las posteriores luchas callejeras. La ciudad era un caos, la gente sufría disturbios y saqueos, así como hambre y frío. Los ciudadanos tuvieron incluso que desmontar viejas casas de madera para conseguir leña.
Petrogrado se salvó gracias a la nueva política económica (NEP) aplicada en 1921, que permitió el pequeño comercio. Al mismo tiempo, en 1921, los soldados del Ejército Rojo fueron, poco a poco, volviendo de la guerra a Petrogrado y poniéndolo en orden (y haciéndose fotos delante del Palacio de Invierno).
El nuevo poder soviético apoyaba el nuevo arte de vanguardia, que rechazaba todas las formas y géneros antiguos y clásicos y, en cambio, lo inventaba de nuevo. Se organizaron las primeras exposiciones de jóvenes artistas en las que participó, por ejemplo, el legendario Alexánder Ródchenko.
Para hacer el nuevo arte más accesible y claro para los proletarios, los soviéticos lanzaron la serie de porcelana de propaganda. Platos, tazas y estatuillas fueron diseñados por los mejores artistas jóvenes de vanguardia y llevaban los logotipos soviéticos. En la foto de abajo aparece Lenin y su famosa frase “El que no trabaja, no come”.
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